Sense garantia

2018

800 tornillos con restos de pintura plástica

7,50 x 30 cm

Obra seleccionada en el Premio de Pintura Internacional Guasch Coranty 2018

A pesar de que la tecnología siempre se nos ha presentado con una supuesta neutralidad, la mayoría de aparatos que utilizamos cotidianamente prueban lo contrario. Este hecho define la tecnología y nos sitúa -a los usuarios- en un estado de desconocimiento y pasividad involuntarios. Aunque pueda parecer una dinámica contemporánea, lo cierto es que a lo largo de la historia ha existido otro instrumento que ha actuado con los mismos fines: la pintura.

En este contexto entran en juego los 800 tornillos que forman la obra Sense garantia. Extraídos de distintos aparatos electrónicos, estos objetos presentan la particularidad de estar recubiertos por restos de pintura. Un procedimiento realizado por las compañías electrónicas que consiste en pintar algunos de los tornillos que unen las piezas de sus aparatos. De este modo, si el usuario decide acceder al interior del dispositivo electrónico, la pintura se deshace y queda una prueba física e irreversible de que aquello ha sido manipulado (acción que supone la renuncia automática de la garantía de devolución de la máquina).

Si en el s. XX Jacques-Louis David pintaba a un Napoleón que proclamaba su poder, en el s. XXI nuestros electrodomésticos están llenos de tornillos internos, también pintados. Su función se activa cuando abrimos el aparato: evidenciar su manipulación. Este hecho puede parecer trivial pero es determinante ya que es, otra vez, la pintura quien tiene el poder de dejarnos desprotegidos, sin garantía, sin derecho a cuestionar la tecnología.